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Palacio de Justicia |
Independientemente de la consecuencia jurídica para la mujer que aborta, el aborto NO ES UNA FORMA DE PROTECCIÓN A LA MATERNIDAD. Muy por el contrario, es una forma de reconocer la especial desprotección de parte de la colectividad que, antes que apoyarla la induce a abortar. En el debate del aborto la mujer es una víctima, víctima del egoísmo de algunos abortistas que únicamente difunden el aborto como supuesto "derecho". ¿Por qué no piensan primero en acompañarlas, cubrirlas en el sistema de seguridad social, enfocarnos en aquellas que tienen muchos hijos para ayudarlas en su labor?
Tristemente, con una votación cerrada el proyecto que protegía a las mujeres desde la concepción, se archivó por esta legislatura. Hoy en día, las mujeres en caso de violación, malformaciones del feto y riesgo para la vida de la madre, se encuentran desprotegidas. ¿Por qué es una desprotección que no se penalice el aborto en aquellos casos? Porque las madres son sometidas a diversas presiones sociales que las inducen al aborto en esos casos. Por ejemplo, en el tema de malformaciones y riesgo para la vida, los médicos ya no se contentan con buscar el procedimiento adecuado que permitiría salvar ambas vidas sino que de entrada promueven el aborto. Promueven el aborto como solución incluso en contra de la voluntad de la misma madre, lo que contradice los argumentos abortistas que sostienen que el aborto es una libre elección de la mujer. Adicionalmente, en estos tres casos, simplemente permite que muchos -en pro de un negocio perverso- le oculten las alternativas, le mientan sobre el desarrollo pre-natal y luego la abandonen. Muchos ante el conmovedor caso de la violación dudan si se justifica un aborto y ¿por qué la compasión no nos lleva más bien a acompañarla, ayudarla psicológica y físicamente a curarse del trauma? ¡Sociedad hipócrita!
Puede que ayer el ejercicio del poder estatal haya negado explicitar un artículo que era claro. Bastó oír la excelente exposición del senador Juan Carlos Vélez Uribe para decir, es que la Constitución fue muy clara en ese sentido. La Corte no tenía por qué distinguir el derecho a la vida en miembros de la especie humana nacidos, de aquellos por nacer. Puede que la Corte Constitucional y el sistema de seguridad social incluyan el aborto tomando forzosamente los recursos de millones de ciudadanos que estamos en contra. Pero, esa situación no quitará algo elemental: ¡el derecho a la vida ya existe desde la fecundación! Teníamos que reconocerlo para que el
estado no nos lo impusiera a la fuerza. Dicen el grupo denominado
Libertarians for life dirigido por una atea de origen judío una cosa absolutamente cierta: ni el estado, ni mi madre ni nadie puede quitarnos nuestra condición de personas (
1).
II Aborto y pena. ¿para quién?
Adicionalmente, el acto legislativo cayó porque insistieron mucho en que se trataba de penalización para la mujer. Hombre, la cárcel suena bastante tétrica y más cuando el error del aborto se comete en casos de desesperación. La consecuencia del derecho a la vida no implica que su violación conlleve necesariamente cárcel. Personalmente no soy partidario de enviar a la cárcel a los que cometen un homicidio culposo. Un homicidio culposo es aquel que por un error, una imprudencia, una negligencia de una persona se ocasiona la muerte de otra. Es claro que el homicidio culposo es una violación al derecho a la vida, pero no creo que la consecuencia de tal violación deba ser, necesariamente la cárcel. La reparación de un homicidio culposo debe ser la indemnización de las víctimas, no la cárcel. La indemnización es la consecuencia del derecho a la vida. Lo mismo pasa con el aborto. El aborto no necesita penalizar, como mínimo a la mujer, ya la naturaleza se encarga de ello.
El aborto está penalizado por naturaleza, cuenta con una dolorosa pena natural que se llama síndrome post aborto. Esta pena no distingue legislaciones, no distingue el sexo pues afecta también a los hombres, a los ex abortistas. Esta pena natural la reconoce una abortista extrema como Florence Thomas que dice que no abortaría dos veces.
La consecuencia jurídica de reconocer el derecho a la vida en el caso del aborto generaba una consecuencia clara a favor de la mujer, penalizar a aquellos inescrupulosos que se aprovechan de su soledad y pobreza. Los abortistas son un peligro para la sociedad, en especial para las mujeres, porque el problema del dolor del aborto destruye y es difícil -aunque posible- su sanación. Volver a penalizar en tres casos, no mandaría a mujeres en casos de violación a la cárcel, enviaría a los perversos abusivos que se aprovechan de su dolor, adicionalmente, sacaría del sistema de seguridad social el aborto. No se supo explicar, pero la penalización del aborto va para el abortista y para evitar que la mujer sea a la vez partícipe y víctima. Sí, también es partícipe.
Mientras que el acto del aborto de alguna manera se atenúa para la mujer en los tres casos de la corte, creo que esos tres casos son un agravante para el abortista. En esas tres situaciones la debilidad de la mujer es mayor así que el abortista puede aprovecharse de ello más fácilmente.
Por otro lado, el reconocimiento del crimen del aborto sería una forma excelente de ayudar a sanar a aquellas mujeres que han abortado. ¿Por qué? ¿Por qué tal paradoja? Una de las características del síndrome post-aborto es la racionalización y si la sociedad, a través de la autoridad de la ley, le está diciendo que hay excepciones, que el
naciturus es una "potencia de ser", más permanecerá la mujer en el diálogo desesperante consigo misma. Mientras que la sanación post-aborto requiere en primer lugar concientizar el acto para proceder a perdonarse y perdonar. Es así como una ley como estas simplemente alargará el proceso de sanación de muchas dado que les da excusas para racionalizar. Amada Rosa Pérez que ha confesado públicamente el haber abortado, ha dicho públicamente que el debate de la despenalización la confunde, algo que podría inferirse aumenta el proceso de racionalización. Un ejemplo de racionalización es la primera fase de la conducta de Rodión Romanovich Raskolnikov luego de asesinar a hachazos a la vieja usurera. La novela Crimen y Castigo es una novela psicológica excelente que tiene un paralelo con el síndrome y la sanación post-aborto. El primer mensaje de la obra es que el castigo no se llama prisión, se llama conciencia. Tan es así que de Crimen y Castigo únicamente el último capítulo describe escuetamente la prisión en siberia. El segundo mensaje es que la sanación se da cuando Raskolnikov reconoce que él es responsable de la muerte de la usurera y de su hermana.
Conozco de primera mano la racionalización obsesiva porque la he vivido personalmente aunque por otros temas. Es algo desesperante y su mantenimiento, en apariencia curativo, agudiza el dolor. Es como la postergación para quienes hemos sufrido de ansiedad, entre más se evade el problema y se auto-engaña más ansiedad se genera. Lo mismo pasa con el aborto, entre más los medios sacan la excusa de que es un derecho más se posterga la sanación y agudiza el dolor. La concientización de la desesperación es el primer paso para afrontarla de acuerdo con la filosofía Kierkegaana.
Irónicamente no reconocer que el aborto es un delito, la pena para las mujeres que han abortado se agudizará entre los intrincados y obsesivos razonamientos.
III. ¿Por qué el aborto es una forma de desprotección a la maternidad y a la mujer?
En el punto anterior expliqué que la pena del aborto es natural y que la negación y racionalización de la conducta agudizan la pena. Adicionalmente se mostró que el objeto de la penalización no es otro que proteger a la mujer de aquellos que se quieren aprovechar económicamente de ella en un estado de vulnerabilidad. Penalizar a aquellos que desorientan a las mujeres aprovechándose de sus problemáticas y dejándola con el dolor de un hijo muerto ¿cómo no va a ser una forma de proteger, no simplemente al bebé, sino también a la madre? Los abortistas aprovecharán la inclusión del aborto en el Sistema de Seguridad Social en Salud para no acudir a alternativas que protegerían la vida de madre e hijo, como por ejemplo la cobertura de servicios en salud, subsidios alimentarios, entre otras. Los abortistas se aprovecharán de la mujer que es despedida como consecuencia de su embarazo, en vez de defenderla y exigir la garantía del fuero de maternidad.
Los medios criticaron mucho a Enrique Gómez Hurtado por decir que cualquiera puede decir que fue violado. Hombre, eso es obvio, por más terrible que suene, por más degradante que se sienta. De esta manera muchos novios evadirán la obligación de alimentos pre-natales sacando la excusa de una violación. Muchas mujeres que están en la pobreza extrema no conocerán la alternativa de la adopción -que entre otras, contrario al aborto, tiene un amplio consentimiento informado-.
Sin el reconocimiento del derecho a la vida, la protección a la maternidad se desdibuja para dar paso a mentes y manos perversas que solamente quieren lucrarse a costa de la muerte del inocente y del dolor de su madre.
Es que el derecho a la vida del
naciturus conlleva la consecuencia lógica de proteger a la madre. Al fin y al cabo la naturaleza pone la función de proteger a la cría de nuestra especie en el útero de la mujer. Por eso, como especie humana, como seres humanos, nuestra consecuencia es cumplir nuestro deber con la mujer en embarazo, independientemente de la causa del mismo.
La posibilidad de implantación uterina es un éxito biológico y evolutivo, lo que pretende cierta ideología abortista es considerarlo como la peor de las cargas. Lo único que puedo hacer como hombre, no es vivir el embarazo -lo cual para mí es obviamente imposible-, sino reconocer la estética absoluta de la mujer en embarazo y proceder a protegerla. ¿Qué hay más bello que una mujer en embarazo? ¿Qué hay más feo que su negación, o sea, el aborto?
Mujer, no estás sola, muchos te queremos ayudar, te amamos profundamente, con corazón. Sabemos que no esperabas este niño, pero te tenemos muchas soluciones, más o menos completas, que te pueden permitir no caer en las frías manos de los abortistas. No tienes que quedarte con él, pero al menos puedes respetarle su vida, independientemente de la condición. Sabemos que lo amas en lo más profundo de tu ser, por eso te pedimos la vida y queremos estar contigo y tu bebé. Los amamos a ambos.
IV Conclusión
Es triste que ayer los congresistas, que tenían la posibilidad de dar un paso histórico a favor de la verdad del
naciturus, de su protección y como consecuencia de muchas mujeres, madres o por nacer. Podían proteger a muchas mujeres de los abusos abortistas, de que las utilicen para sus intereses económicos o políticos, de sufrir el dolor de perder voluntariamente un hijo. Tanto podía hacerse y tanto frenaron. A tantos podían salvar y no salvaron, ¿de cuántas personas habrán archivado la vida? Esos 9 congresistas que votaron a favor del archivo ¡cuánto impidieron! Por otro lado, gracias a esos 7 congresistas, como Manuel Enriquez Rosero por su valiente defensa o Juan Carlos Vélez Uribe por su discurso coherente, como el muy criticado Juan Manuel Corzo, como los otros. También gracias a José Darío Salazar, a Míguel Gómez Martínez por su defensa de la vida. Gracias a las mujeres pro-vida del Congreso como Claudia Wilches, que además comprende la protección a la maternidad. ¡Cuántas mujeres pudieron proteger y no protegieron! Cuántas no tendrán casos similares a muchos que he conocido que les ofrecen aborto cuando hay muchos tratamientos para sus afecciones. El acto legislativo era más que nada a favor de la mujer, lástima que algunas mujeres, pertenecientes a una minoría poderosa, pero minoría, lo negaron...